Biografía no autorizada, Mercedes Urquiza, Diario Perfil, 2/10/2008
Figura emblemática y pionera de la historia del arte argentino, Prilidiano Pueyrredón (Buenos Aires, 1823-1973) solía turnar sus obras entre escenas campestres y retratos que registraban la vida de la clase alta en los años de Juan Manuel de Rosas. Varios de sus trabajos, combinados con un episodio de su vida personal, confluyen para dar pie a una reinterpretación a cargo del artista Alberto Passolini, que también es una especie de homenaje al legado de Pueyrredón.
Señorito Rico se titula la exposición de Passolini, que él mismo presenta como “una biografía no autorizada de Prilidiano Pueyrredón, basada en los rumores que lo hundieron en el olvido durante años, hasta bien entrado el siglo XX”.
Superponiendo lecturas propias con datos históricos, ironía y mucho humor, Alberto Passolini hace un relato visual de la extraña relación del pintor (descendiente de una de las familias más acaudaladas de Buenos Aires) con la sociedad de su época. Chismes, elecciones sexuales y vida privada son algunos de los condimentos de esta muestra que construye una narración de enorme interés, tanto desde el punto de vista estético como del histórico.
La serie comenzó el año pasado, cuando Passolini realizó su Manuelita y el terror a partir del Retrato de Manuelita Rosas, que Pueyrredón realizó en 1851 bajo múltiples condiciones impuestas por el todopoderoso padre de la chica. Desde entonces, Passolinicomenzó una investigación enfocado y motivado por la desaparición de las pinturas de desnudos y obras en tono erótico que realizó el legendario artista. De esas polémicas pinturas sólo quedan dos en el Museo Nacional de Bellas Artes, La siesta y El baño, además del retrato de la hija del dictador, que se compone a partir de un buen número de claves veladas.
Acostumbrado a trabajar en serie, Passolini construyó una con sus característicos personajes al estilo manual escolar o revista Billiken, de la que también es protagonista el amigo personal de Pueyrredón: Santiago Calzadilla. Calzadilla fue el otro retratado por Pueyrredón que Passolini retomó para tejer la historia, y en su versión lo plasma de mejillas sonrojadas y con su miembro erecto. También lo coloca como un vouyer excitado en Bañistas en el río Luján.
Como casi nunca sucede en las exposiciones de artes plásticas, y mucho menos entre los artistas jóvenes, Passolini escribe el texto de su propia muestra y elige dos citas que marcan el tono de la exposición. Una: “Si no puede decir nada bueno sobre alguien, siéntese a mi lado”, de Alice Lee Roosevelt, hija del presidente. La otra: “Tercera y última confesión: concibo mi vida en términos de vidurria”, de Raúl Escari del libro Dos relatos porteños.